jueves, 10 de diciembre de 2009

Alabanza a la baldosa de Bilbao

Si de algo tiene Bilbao que enorgullecerse es de sus baldosas, más allá de sus museos, puentes y edificios. Sin sus baldosas el botxo no aguantaría el ir y venir incesante de gente a diario.

La de Bilbao es una baldosa de hormigón cuadrada de unos 30 cm. de lado y unos 2 cm. de grosor dividida en cuatro partes iguales en cada una de las cuales se forma una figura en forma de roseta, un círculo central y cuatro perimetrales más pequeños y unas líneas perpendiculares que dividen los lados en tres partes iguales; la dosificación de los materiales empleados debe ser como la de la coca cola, que nadie la sabe pero a todo el mundo le parece bien. Su peculiar forma pretende evitar que la persona en cuestión resbale en días de lluvia al favorecer el desagüe.

Pero lo que más me gusta de la baldosa es cuando están tan bien colocadas que piso y el agua acumulada debajo de las mismas se esparce por la presión ejercida (no es que pesen poco) y me acaban calando los bajos de los pantalones. O cuando voy bajando una cuesta, que en Bilbao abundan, y yo, siempre acelerado, acabo poniendo a prueba mi equilibrio para evitar darme un piñazo serio.





Y es que hay más lugares a parte de Bilbao donde existe la baldosa en cuestión, pero es ahí donde más se ha popularizado, porque de pisar en Bilbao que sea como Dios manda. Ahora resulta que su uso ha decaído drásticamente, hasta la Gran Vía va a dejar de tenerla definitivamente. Puestos a darle una nueva vida el ayuntamiento podría pensar en ponerla en la pasarela Calatrava, a ver si así la gente deja de resbalarse, y ya puestos, como la baldosa pesa más que los vidrios actuales igual hasta los tirantes que pusieron de unión con el arco empiezan a trabajar.

Por ello hay que reivindicar su uso, que Bilbao no pierda su seña de identidad!!, menos mal que La Otxoa mantiene vivo su espíritu...

La baldosa de Bilbao está de moda
y el que nunca mire al suelo que se joda,
en estos tiempos de crisis y corrupción
no se libra del molesto salpicón
ni el alcalde ni tu portero
a todos mide por el mismo rasero,
estate al loro y controla tu pisotón,
que no te llueva desde abajo el chaparrón,
la baldosa que maravilla, sorpresa de nuestra villa
baldosa maravillosa"

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